Salman Masalha
POEMAS
(Traducidos por Sergio Badilla Castillo)
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POEMAS
(Traducidos por Sergio Badilla Castillo)
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AUTORRETRATO
El hombre que se inclina con una mano, en su bastón
tiene en la otra un vaso de
arrak. Los tiempos, que cambiaron
en el espacio abierto entre sus piernas,
se evaporan en su inestable mano.
Él está desapareciendo como los olores
del anís que embotelló en el sótano.
En las mañanas,
lanzando algunos fantasmas
a la calle ocupada por los transeúntes
se inclina en su silla.
El tiempo era, los fantasmas estaban de pie orgullosos en sus piernas
sobre una mesa de la taberna. Y hoy,
se acabó el arrak en sus labios.
La mesa ya no está más. Sólo los surcos
de un artista ambulante arrugan su cara.
Éstos son los rastros del hombre que
descendió al sótano y no volvió jamás.
Así entonces le ocurrió a sus manos,
cada una se fue para su lado.
La que tiene el anís se evapora hacia el cielo.
La otra con un bastón de bambú muerde el polvo.
Sólo queda el hombre que bebió su vida lentamente,
colgado en lo alto de la pared.
Sin nadie quien lo descienda.
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LA COLA DE LA PERDIZ
(1)
Una patria abandonada en mis labios.
Derrama de sus hombros
los granos de trigo
que habían quedado trabados en el pelo.
(2)
Entre las arboledas de olivos
el labrador esboza surcos de memoria
y se olvida totalmente de los pájaros del baldío
acariciando sus semillas.
(3)
Encima de las palmas de piedra
se escurren las nubes de la mañana,
exprimidas por los oteros
de todos los rincones.
(4)
El cazador
llena su bolsa de trapos
y anuda una cola de perdiz en la tapadera
para que la gente se percate
de sus habilidades de caza.
***
JARDÍN
De las pestañas de la memoria
construí un jardín. Y planté
vides y melocotoneros
en un retal.
Y colgué racimos de campanas
en las moreras. Madurarán
en el verano.
También até cuerdas
que bailan con el viento.
Niños, que vienen a jugar
a las escondidas
reirán como
pájaros desdentados. Fruto
como la cara de una muchacha
que empujé a mis labios.
Ella se deslizó de mis manos
cuando florecimos,
y los pájaros
huyeron lejos de la tierra.
Y el jardín que mantuve
entre los azotes que di al aire
me abandona como palabras
que derramé en una lámina.
***
ABORTO
Nací en las arenas de las calles.
Mi mano era una extensa vela
Yo la tormenta.
El pavimento era un otoño
que se abría bajo mis pies
para los ojos y canto o cuento.
Debido a los pasos de muchos pies
y por el viento que levanto como polvareda
en una esquina de la calle.
Mi herida florece en una encrucijada
gotea la pus de la abundancia
enciende un cigarrillo en el tumulto
lleva su cesta vacía
y cae,
pero ella es el abismo.
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